La industria frigorífica uruguaya genera más de US$ 1.900 millones en remuneraciones brutas por año, de las cuales US$ 1.370 millones llegan directamente al bolsillo de los trabajadores al descontar el pago de impuestos y los aportes a la seguridad social. Además, es uno de los principales empleadores del país con casi 100 mil trabajadores y los salarios del sector superan en 20% a la media de los empleos del resto del país.
Este derrame en la economía se da a través de casi 100.000 empleos generados por el sector, ya sea de forma directa o en cada uno de los diferentes eslabones de la cadena de valor del complejo industrial, uno de los tres más relevantes del país.
La industria frigorífica es además una de las más extendidas en el territorio nacional, con un elevado impacto en las economías del interior del país. De hecho, 28 de las 32 plantas operativas están situadas fuera de Montevideo.
Si bien Canelones tiene el mayor número de trabajadores del sector -más de 6.000-, en Durazno la industria frigorífica concentra el 6% del total de empleos.
Estas son algunas de las conclusiones a las que arribó el estudio “Contribución de la industria frigorífica a la industria uruguaya” realizado por la consultora Exante y presentado este jueves 11 de setiembre en la Expo Rural del Prado por el economista Pablo Rosselli.
El estudio, encargado por la Cámara de la Industria Frigorífica (CIF) y la Asociación de la Industria Frigorífica del Uruguay (Adifu), muestra además que el sector aportó unos US$ 4.500 millones en valor agregado bruto de producción a la economía uruguaya en 2024 entre aporte, directo, indirecto e inducido, lo que representa una contribución equivalente a 5,3% del PBI uruguayo.
Producción más que se duplicó
La producción de la industria medida a través del índice de volumen físico que publica el INE se multiplicó por 2,5 veces en los últimos 35 años, incluso con un descenso de las horas trabajadas. Esto dejó una mejora notoria de la productividad media en el sector.
El crecimiento fue impulsado por un marcado dinamismo de las exportaciones. El volumen colocado en el exterior se multiplicó por más de 4 desde 1994, a instancias de una mayor faena pero también de un incremento significativo en el peso medio de las haciendas, según Exante.
“La industria frigorífica ha sido, y continúa siendo, un pilar fundamental en el desarrollo económico y social de nuestro país”, dijo el presidente de Adifu, Marcelo Secco, y agregó que el informe constituye una “valiosa herramienta de referencia para realizar análisis más detallados, extraer conclusiones y tener como insumo para la toma de decisiones, tanto en el ámbito público como privado”.
La necesidad de producir más
Por su parte, el presidente de la CIF, Daniel Belerati, señaló que el estudio evidencia que “es un sector que está desparramado por todo el Uruguay”. “Tenemos una incidencia desde el punto salarial, de aportes a la seguridad social, muy importante. Nuestros trabajadores ganan un 20% más que el promedio del Uruguay. Eso es un motivo de orgullo. Hemos incorporado tecnología como única forma de poder estar al nivel de los mercados más eficientes desde el punto de vista productivo”, agregó.
Belerati advirtió por algunos desafíos que tiene la industria por delante, ya que con un déficit fiscal por encima del 4% del PIB parece poco probable que se pueda recibir algún tipo de estímulo tributario, además nada indica que la coyuntura de un país caro en dólares para producir se vaya a revertir en el mediano plazo.
Con un promedio de 2,2 millones de cabezas bovinas faenadas por año y 970.000 ovinas, el sector exportó el año pasado 460.000 toneladas de carne, lo que genera divisas anuales por encima de los US$ 2.000 millones.
El status sanitario y la alta reputación de la industria uruguaya han supuesto un diferencial importante para el sector, afirmando un acceso fluido a los principales mercados del mundo. No obstante, Belerati señaló que Uruguay ha perdido algunos diferenciales con la región (Argentina, Brasil), y que si bien es el único país que puede acceder con carne vacuna a Japón y Corea del Sur, un arancel del 38,5% prácticamente hace inviable su exportación. "Hemos perdido competitividad con la región. Hay que mejorar la productividad y la eficiencia. No podemos seguir donde estamos. Necesitamos crecer para tener rentabilidad", advirtió. El lado positivo a juicio del titular de la CIF es que "están dadas las condiciones" para crecer.